domingo, 6 de octubre de 2013

Introducción a las Cuatro Ventanas.

No hace mucho me prestaron un libro de narraciones cortas con el adulterio como único tema en común. A priori, la lectura se hizo interesante por el morbo casi ilógico por leer los pensamientos descarados de unos personajes que daban por hecho que, en el fondo, en mas o en menos, todos somos adúlteros a nuestra manera.
Al acabar el libro me quedó una extraña sensación de insatisfacción. Quizás porque las narraciones en si sólo tomaban el sentido masculino del hecho, rozando el machismo en demasiados pasajes, pero quizás también porque me pareció que el autor buscaba el éxito en situaciones casi irreales o simplemente absurdas.
Al inicio anuncia que, en definitiva, el adulterio es normal y casi lógico, y por el contrario acaba describiendo al adúltero como a un hombre mas bien simplón, falto de imaginación y hundido en las generalidades mas genéricas de una sociedad simple y costumbrista.
Me pareció posible escribir otra forma de narrar una realidad social, teniendo en cuenta que vivo en una sociedad donde según qué verdades son la crítica mas punzante de todas, pero sin perder de vista que, aunque solo sea de pensamiento, todos y todas hemos deseado a alguien más aparte de nuestra pareja “legal”. La gran mayoría de nosotros, de haber crecido en una cultura distinta que diese prioridad a la satisfacción personal momentánea sin perjudicar al las relaciones sentimentales, o dicho de otra manera, una sociedad que distinguiera claramente un deseo puramente sexual a un amor sincero, aceptaríamos sin prejuicios que se produjeran relaciones entre nosotros por puro intercambio sexual, sin perjudicar sentimientos.
Pero esto que aquí parece tan absurdo o imposible, esta idea que todos veríamos normal pero impracticable, en otras culturas no está tan lejos de la realidad, y quizás en un futuro no tan lejano, la mezcla de las culturas y el avance en la cultura emocional de cada individuo haga que, lo que hoy es un escándalo, sea “normal”.
Por todo ello, escribí cuatro capítulos que bien podrían ser sacados de la realidad, como sacados de un sueño adultero del que nadie se puede sentir culpable, ya que la mente, cuando duerme, no entiende de normas sociales. A los cuatro capítulos los mencioné Las cuatro Ventanas, y al leerlo entenderéis por qué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario